Buscar

Los caprichos de Julie Delpy

Un espacio sin críticos, sólo libros, películas y música conectados así nomás, como toda cosa.

mes

julio 2014

El baño del Papa – La isla de las flores

El baño del Papa, César Charlone y Luis Enrique Fernández Marta. Uruguay, 2007.
¿Qué generó en la gente la llegada del Papa Juan Pablo II a Melo, un diminuto pueblo del Uruguay por allá, en 1988? ¿Fe? Poca. Más bien, El baño del Papa representa cómo dicho acontecimiento eclesiástico sacudió las necesidades y, sobre todo, desperezó ese antiguo anhelo de “salir de pobres”. Aprovechar la santa visita para poner puestos y vender mucho para mejorar económicamente fue lo que decidió hacer todo el mundo ya que los medios anunciaban mentirosamente la llegada de 40 mil 50 mil 200 mil personas, aunque la cruda realidad fue que asistieron tan sólo 8 mil y la mayoría del pueblo.
Un vecino vendió su bicicleta para comprar una máquina de chorizos. Una mujer pidió un préstamo para invertir en los ingredientes necesarios para hacer choripanes a mansalva. Y el protagonista, Beto, usó el dinero que guardaba su mujer, Carmen, para construir un baño –mejor que el que nunca tuvieron- para ofrecer así Servicio Higiénico durante la víspera de la gran visita. Pero como lo que tenía juntado Carmen no alcanzó lo restante para lograr que creciera ese baño provino no de sus viajes honestos – o casi- en bicicleta para traer mercadería al pueblo, sino que la plata la obtuvo transando con Merillo, quien desde la primera escena se presenta como el villano sin escrúpulos, Agente de Aduana corrupto y tirano.
El baño del Papa es una película que nos permite viajar en bicicleta por Melo y sus alrededores, incluso leer carteles que anuncian el límite de frontera con Brasil. El protagonista trae mercadería burlando a la autoridad para evitar pagar impuestos. Ese es su trabajo, digamos, contrabando el cual aquí lo reconocemos como la única salida que tiene el pobre para hacer su diferencia. Diferencia que le permitirá a duras penas la supervivencia: comprar tres galletas, 200 de mortadela y un litro de leche. El pan de cada día. Al mismo tiempo, la ley ampara el robo de los encargados de hacerla cumplir. La paradoja de siempre, antigua y feroz como en todos los tiempos.
Más allá del clima agobiante que destella la pobreza material de los personajes, hay un intersticio: Silvia, la hija del protagonista sueña con ser locutora. Estudiar lo que le apasiona y no corte y confección como pretende su madre. Silvia se presenta como el único personaje con espacio aún para desear e imaginar, es decir Silvia tiene todavía espacio en su cabeza y en su alma para la ficción. Por eso, de noche improvisa entre sábanas que lava con su madre por encargo, un estudio de TV, con su linterna pretendiendo ser la luz de la cámara. O a la noche, sola en su cama, dice noticias de manera modulada imitando a los locutores que siempre escucha como estudiando por adelantado. Su madre, Carmen, por el contrario ya no puede desear ni querer nada y cuando Beto le pregunta qué se comprará con la plata que les dejará el Baño del Papa ella sólo sabe pedir para la casa, la hija o almidón para su trabajo. ¿Qué querés para VOS?, insiste Beto, así, enfatizando en el vos.
El día de la visita llegó finalmente y la maquinaria de los sueños se fue toda rota con el Papa. Entonces, frente al discurso mentiroso, otra vez, del conductor de TV anunciando que la bendición que dejó el Papa traerá salud, trabajo, una vida plena, escuchamos en la frase de Beto una verdad: “El Papa no tiene la más puta idea de lo que pasó hoy en Melo, loco”. Claro, no sabe del endeudamiento, de la frustración, de la pobreza circular que vuelve una y otra vez a presentarse como horizonte de los personajes.

La isla de las flores (Ilha das Flores), Jorge Furtado. Brasil, 1989.
“Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros” aclama George Orwell en “Rebelión en la granja” para decir que aún con el telencéfalo altamente desarrollado y el pulgar oponible, somos bien diferentes. Es un juego, como las definiciones, acomodaticio: gracias a esa definición los cerdos que habían comenzado la rebelión contra los humanos explotadores, terminan obteniendo el poder supremo, ya vestidos con pantalones, sentados a las mesas y fumando pipa. Nietzsche decía en “Sobre verdad y mentira en sentido extra moral” que las palabras no soportan nada de la realidad que representan. La palabra nieve no es ni por asomo ese copo que cae lentamente para confundirse entre los blancos. Pero con la palabra “nieve” lo que hacemos es poder aprehender ese momento, esa circunstancia, convertirla en símbolo y manipularla a discreción.
En “La isla de las flores” Jorge Furtado manipula a discreción los conceptos para demostrarnos cuán poco valor le damos a cada palabra, qué vacías de sentido suenan en la repetición. “Dios no existe”, reza al comienzo. Es la única definición que no se explica. Dios ha muerto. Ha muerto cuando los seres humanos, que se distinguen de los otros mamíferos por el telencéfalo altamanente desarrollado y por el pulgar oponible, hicieron de la vida en sociedad una enumeración vacía de conceptos e ideas que esconden la única gran verdad: no somos iguales, hemos creado una jerarquía de funcionamiento que nos excluye los unos a los otros, y por la que no podemos ver a los verdaderos excluidos, retraídos al espacio de la mugre, del tomate que Doña Anita juzgó inadecuado para ser transformado en salsa. Debajo incluso que los cerdos, los cerdos que supieron subirse al poder en la granja, esperan por turnos para obtener ese tomate u otro aún más podrido con el cual alimentarse. De más está decir que los cerdos se han alimentado primero.
El narrador que no se detiene ni un segundo, salvo al final, cuando ya se necesita un respiro, repite una y otra vez los conceptos más básicos, remarcando la ironía. La diferencia entre el dueño de los cerdos y las mujeres y niños es que estos últimos no tienen nada de dinero. Están muy lejos del oriental, lejos de Doña Anita y de sus clientas, lejos del supermercado y muy lejos del dueño de la cerca detrás de la que esperan en La isla de las flores para poder recoger un repollo en mal estado. Y son mujeres y niños: un nombre genérico que esconde la falta de nombre. Olvidados atrás de todo, son ese conjunto de personas agolpadas sin nomenclatura. Y, sin embargo, tienen el telencéfalo altamente desarrollado y el pulgar oponible.
Crítico desde el inicio, con la ironía y la perplejidad como recurso básico, no sólo señala la opresión de los habitantes de La isla de las flores en Puerto Alegre, sino que se permite confirmar que con ese pulgar oponible, y el telencéfalo altamente desarrollado que lo guió para obtener tantos logros, el ser humano también obtuvo la bomba atómica y su explosión. Y que los judíos, que también son humanos, caían desnutridos en las fosas comunes de cuerpos esqueléticos en los campos de concentración nazi. “Noche y niebla” de Resnais resuena bastante en la obra de Furtado, no sólo por las imágenes que retoma de los judíos. También anda por ahí el “Tire dié” de Birri. Y es que no sólo muestra una realidad: la contrapone, interpela. No se puede ser el mismo después de “Noche y niebla”. Ni que hablar de “Tire dié”, que como santafecinos nos interpela muy de cerca. Telencéfalos altamente desarrollados que nos han hecho doler las atrocidades que el pulgar oponible de la humanidad ha cometido.
En doce minutos Furtado resuelve una explosión, que estalla con la tétrica música del final y las últimas definiciones. El narrador ya ni siquiera se atreve a explicar la injusticia para dummies que hasta ahora venía relatando. ¿Cómo definir esa libertad que aparentemente nos distingue de los animales cuando las mujeres y niños de La isla de las flores sólo pueden obtener sus alimentos una vez que los cerdos terminen de comer? Cinco minutos tiene cada grupo de diez personas para recoger sus alimentos de la cerca de los cerdos. El componente mínimo del tiempo es un ciclo de radiación de un átomo de cesio, un elemento químico que en bajas dosis no perjudica a la salud; pero estamos atados al tiempo y, peor aún, la alta exposición al cesio radiactivo puede provocar la muerte.
Claramente no hay flores en La isla de las flores.

«Lolita» de Nabokov y «Los ladrones de medio pelo» de Woody Allen

El rastro del viento

“Lolita” (Condicionada)

Hay una esfera que creemos como propia que no puede ser más que ajena; es una movilidad inamovible en la que transitamos quizás demasiado acríticamente, aunque toda autocrítica debe ya ser mancomunada; un debate sobre lo profundo debe partir incuestionablemente desde lo simple, desde el momento en que todo nuestro entorno se vuelve algo tan lejano… Hubo un tiempo en que las tierras y los cielos tuvieron nombres silenciosos, que se tocaban; en silencio, las tribus de dedos y narices les rendían homenaje a las costras del tiempo. Los nombres vienen ahora a pisotear dedos y cielos; desconocidas las raíces, tiñen las paredes de simbolismo abstracto que las gentes no pueden aprehender; alienados, terriblemente alienados, tan lisas las paredes de palabras que no se pueden palpar los contornos. No, luces y sombras no engañan al tacto.
Esa esfera es la que los “Ladrones de medio pelo” (2000) de Woody Allen entretejen con frenesí en su nuevo palacio, escalada de la pobreza a la cumbre social: hechos artísticos, todos, tantos, atiborrados como museo histórico de pueblo -y el círculo sigue-; rococó, no como sustancia, sino de una forma corrompidísima, colores y plumas y art decó y sillones reales y arpas y panderetas, habitaciones del sinsentido que culturizan a los nuevos burgueses. Se llenan de cultura, cultura de otros, paredes y muebles y pisos de otros, que les son para ser quienes no, tan construidos en el cosmopolitismo que desconocen el espacio para lo verdaderamente propio. El debate por el ser, la identidad, todo se vuelve tan engolosinado como vacío, quizás porque desde lo enteramente elemental (el uno) se intenta el ellos, raza homogénea de nadies.
La casa de Charlotte Haze es ese intrincado mundo de mundos que cita Woody Allen; Humbert debe maravillarse con el exquisito eclecticismo de su casera, pero es un profesor europeo y representa al burgués ilustrado que se espanta con lo representativo del nuevo orden: el amalgamiento de los hechos de la industria cultural, todos reunidos en cCM34_Gada escondrijo habitable –bueno, ya no-. “El vestíbulo tenía diversos adornos: un carrillón que sonaba cuando se abría o se cerraba la puerta, un extraño artefacto de madera, producto de la artesanía industrial mexicana, que recordaba vagamente un pájaro de ojos blancos, y la reproducción preferida por la clase media presuntamente ilustrada, La
arlesiana, de Van Gogh. Una puerta abierta a la derecha dejaba ver una sala con más trastos mexicanos en una rinconera y un sofá a rayas contra la pared”*. Hubiese querido hacer una enumeración exuberante y grandiosa, pero me rindo ante la magistralidad de Nabokov. Y es que es preciso decir, sin más, que Nabokov manifiesta en Lolita el cambio de época , el desplazamiento del burgués ilustrado por la sociedad massmediatizada**. Sigue diciendo Nabokov, bajo el relato de Humbert: “Era a todas luces una de esas mujeres cuyas pulidas palabras pueden reflejar un club del libro, o un club de bridge, o cualquier otro aburrido convencionalismo, pero nunca su alma”*. Nunca su alma. Nunca eso que le es enteramente propio, en oposición a lo impuesto por la industria. Nunca su aura, dirá Benjamin***. Y a propósito de Benjamin, pensará en “Experiencia y pobreza”: “El intérieur obliga al que lo habita a aceptar un número altísimo de costumbres, costumbres que desde luego se ajustan más al interior en el que vive que a él mismo”****. Y es que definitivamente esta nueva forma de intervención de la sociedad en sus hogares es una forma de borrar los rastros, de no dejar huellas, no ya por imposición de una idea burguesa de lo “bello” como lo pensaba Benjamin, sino por la imposición del batallón cultural en ciernes que atrofia las mentes y obstaculiza su forma de expresión auténtica.
Que quede claro: no es que ya nada del hombre se exterioriza en su hacer diario; de hecho, la pseudo-elección –puesto que es privativa en tanto determinada- de entre todos los productos que ofrece la industria cultural, es una expresión de lo propio de cada ser. Pero los medios que elige, los medios y géneros que elegimos para expresarnos nos son enteramente ajenos e impuestos, y son enteramente determinados por la moda, lo cool y lo legitimado. En este punto, nadie escapa, porque todos tenemos nuestras medidas para lo cool, todos acabamos por legitimar a algo o a alguien, o a ambas cosas, que ya se confunden, y cuando más creemos escapar, más atrapados estamos. Es entonces que se vuelve casi imposible pensar en la tabula rasa, que implica desenmarañar no ya a un modo imperante de “lo bello”, sino a un conjunto demasiado heterogéneo que se manifiesta en forma de uno, a la vez caja de sorpresas y puerta de mazmorra.
Y pareciera que todos debiéramos ir a Hollywood, o a Nueva York, como Lolita; pareciera que son esas casas centrales de la cultura las que legitiman, las que definen el ordenamiento de nuestros espacios y de nosotros mismos. Pareciera que nuestras vidas debieran ordenarse como en un plató y que en el star system están nuestros modelos a seguir. Pareciera, en fin, que todas nuestras manifestaciones tienen el sello de MassMediado.Inc, y que no queda un punto ciego para el Gran Hermano, un punto ciego en el que podamos ser sencillamente nosotros, despojados de la carga constitutiva, seres entre los seres de la constelación y los vientos y la tierra y esa hoja que cae y se va.
Si no una revolución, al menos una reforma, una vuelta a lo primitivo; ese es el reto. Un momento (que peligra, está claro: puede bien ser reinsertado) en el que, desnudos y en la tierra, dibujemos con polvo nuestro tiempo, nuestras visiones y principios y fines; un momento en el que, con el viento y las ramas y las notas de los demás seres, entonemos esa canción primigenia llena de sonidos auténticos, verdaderos rasguidos del alma, y no ya palabras plenamente al servicio del orden imperante; un momento en el que los huesos y las articulaciones se dejen ser con el entorno, se confundan con él; un momento en el que los olores escriban nuestras historias y nos acerquen al mundo; un momento en el que, barrido el producto de sus ojos, podamos ver con los nuestros, ciegos al fin si no se nos permite ver.
Sólo así las paredes y los rincones se llenarán de humanidad, sólo así construiremos una patria auténtica y nuestra, ahí donde

La manzana es un manzano
y el manzano es un vitral
el vitral es un ensueño
y el ensueño un ojalá
ojalá siembra futuro
y el futuro es un imán
el imán es una patria
patria es humanidad

el dolor es un ensayo
de la muerte que vendrá
y la muerte es el motivo
de nacer y continuar
y nacer es un atajo
que conduce hasta el azar
los azares son mi patria
patria es humanidad

mi memoria son tus ojos
y tus ojos son mi paz
mi paz es la de los otros
y no sé si la querrán
esos otros y nosotros
y los otros muchos más
todos somos una patria
patria es humanidad

una mesa es una casa
y la casa un ventanal
las ventanas tienen nubes
pero sólo en el cristal
el cristal empaña el cielo
cuando el cielo es de verdad
la verdad es una patria
patria es humanidad

yo con mis manos de hueso
vos con tu vientre de pan
yo con mi germen de gloria
vos con tu tierra feraz
vos con tus pechos boreales
yo con mi caricia austral
inventamos una patria
patria es humanidad*****.

*Lolita, Vladimir Nabokov.
**Fantasmas, Daniel Link.
***La obra de arte en la época de su reproducción técnica, Walter Benjamin.
****Experiencia y pobreza, Walter Benjamin.
*****Patria es humanidad, Mario Benedetti.

Escenas – Waking life (Cine)

Las mejores películas son las que no están sujetas a la esclavitud. No conozco toda la narrativa. Sólo me parece que obviamente hay una narrativa del cine, porque está a tiempo, igual que hay una narrativa de la música. Pero, ¿sabes?, no piensas primero en la historia de la canción y luego hacer la canción, ¿sabes? Tienes que salir de ese momento. Y eso es lo que es la película. Este momento es sagrado, pero como caminamos como si no fuera sagrado, caminamos como si hubieran algunos momentos sagrados y después hay todos los otros momentos sagrados, que no son sagrados, ¿correcto? Pero como este momento es sagrado, y es como la filmación puede dejarnos verlo, puede encaminarlo para que podamos ver este momento sagrado.

wakingrev2
Despertando a la vida (Waking life), Richard Linklater. EEUU, 2001.
Ir a descargar

26 de julio de 2014 – Programa 19

Parte 1:

Ir a descargar
Parte 2:

Ir a descargar
140726
Parte 1:
«El secreto del escultor» de Jean-Claude Carrière en «El círculo de los mentirosos».

Skay – Arriba el telón

Película: Más extraño que la ficción (Marc Forster)

Skay – La fiesta del karma

Fragmento de «Insomnio» de Fernando Pessoa.

Color Humano – Mañana por la noche

Fragmento de “El sur» de Jorge Luis Borges en «Artificios».

Pez – Todo fluye al fin
Gustavo Cerati – Me Quedo aquí
————
Biopic: Roman Polanski.

Los Ratones Paranoicos – Lluvia de héroes

In a world: las mejores en el cine.

Jimmy Cliff – You Can Get It If You Really Want
Marvin Gaye – Let’s Get It On
————
Parte 2:
The Velvet Underground – Venus in Furs

Película: La Venus de las pieles (Roman Polanski)

Palo Pandolfo – Afrodita
Héroes del Silencio – Espuma de Venus

«El loco y la Venus» de Charles Baudelaire.

Television – Venus
Björk – Venus as a boy
————
Fragmento de «Puerto» de Susana Villalba.

Luis Alberto Spinetta – Cielo invertido

Los caprichos de la semana: Agenda cultural.

Wreckless Eric – Whole Wide World

«Zapatos» de Charles Bokowski.

Imelda May – Tainted Love

*****

Biopic: Roman Polanski

Polanski

Roman Polanski es un director, productor, actor y guionista de cine polaco, nacido en París (Francia) en 1933.
En Cracovia sobrevivió al Holocausto donde perdió a su madre, y tras la guerra comenzó su carrera como actor teatral. Su primer cortometraje fue “La bicicleta”, de 1955. “El cuchillo en el agua” de 1962 fue su primer largometraje y le valió la nominación al Oscar como mejor película extranjera. Dirigió además “Repulsión”, “El bebé de Rosemary”, “El baile de los vampiros”, “Chinatown”, “La muerte y la doncella”, “La novena puerta”, “El pianista”, “Oliver Twist”, “El escritor fantasma”, “Un dios salvaje” y “La Venus de las pieles”.
En sus atmósferas claustrofóbicas y con pocos personajes, pasaron Jodie Foster, Christoph Waltz, Kate Winslet, John C. Reilley, Ewan McGregor, Ben Kingsley, Adrien Brody, Johnny Depp, Jack Nicholson, Sharon Tate y Mia Farrow.
En entrevista a “Der Spiegel”, Polanski habló sobre su relación con los actores: “A la larga he torturado a los actores. No intencionadamente, por supuesto. Pero a veces los actores tienen dificultades para aceptar su papel, en particular los hombres. A los hombres no les gusta en realidad aceptar órdenes. Cuando diriges a mujeres, ese problema no existe”*.

* Roman Polanski: “Solo el tiempo trae consuelo” de Philipp Oehmke y Martin Wolf http://cultura.elpais.com/cultura/2013/12/07/actualidad/1386436968_879436.html

Ir a descargar

Nada bueno para ver

Un análisis comparativo sobre el multicine “Las Tipas Rafaela” y el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”, lo que ha hecho y podría hacer.

por Leandro Almeida.

Waking life mirando por enésima vez La Máscara y con un lente roto.
Waking life mirando por enésima vez La Máscara y con un lente roto.
Han pasado cinco meses desde que el complejo de cine “Las Tipas Rafaela” comenzara a funcionar en el paseo de compras de la ciudad de Rafaela. Se había anunciado y reanunciado una y otra vez el inicio de sus actividades hasta que final y (casi) sorpresivamente anunció sus primeras películas y recibió en sus primeros asientos al Intendente Castellano. A partir de entonces, Rafaela cuenta con un multicine (en un futuro por ahora incierto habilitarán dos salas más que se sumarán a las dos actuales) con tecnología digital y, una de las salas, con 3D.
Se escucha demasiado fuerte en “Las Tipas Rafaela”. Aturde un poco, pero se entiende bien lo que dicen los personajes de los films que proyectan, la mayoría tanques yanquis con mucha difusión y que no hacen más que aplastar al “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”. En su sala única no se escucha bien. De hecho, su Espacio INCAA (una novedad satisfactoria para la ciudad y la zona entre tanta oferta comercial y de dudoso nivel) puede resultar una tortura cuando hay tan poca gente en la sala y los diálogos son en nuestra lengua natal. No es para nada un desprecio por la lengua propia. Todo lo contrario: muchas veces se pierden líneas y líneas de diálogo porque no se llega a escuchar correctamente.
De más está decir que la calidad de imagen del multicine del Paseo Rafaela es excelente. Lamentablemente, la del “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” no lo es: opaca, con falta de luz; resulta casi imposible distinguir lo que sucede en una película de terror en un sótano, por ejemplo. Y el 3D, o su falta de, tampoco ayuda: films como “Maléfica” o “Cómo entrenar a tu dragón 2” están hechas y pensadas para ser reproducidas en 3D. En general la reproducción en 2D no generará mayores inconvenientes, pero no sólo se perderán los efectos del 3D sino que en varios momentos se generarán ruidos por la falta de dichos efectos: una toma dura más de lo necesario, hay acercamientos de cámara o alejamientos innecesarios, los elementos vuelan demasiado por los aires.
Con todo, el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” es un bello cine, tiene una oferta no comercial un poco más amplia (aunque podría serlo mucho más) y sus entradas cuestan la mitad que en “Las Tipas Rafaela”. Sin embargo, su oferta comercial (sin tener en cuenta al Espacio INCAA y al único ciclo de cine que subsiste: la Semana del Cine Francés, organizado junto a la Alianza Francesa) es muy similar a la del nuevo cine de la ciudad. Demasiado similar. Se reproducen casi las mismas películas, por lo general no en simultáneo sino después de que “Las Tipas Rafaela” las haya sacado de cartelera, y aun cuando se las elija con fines comerciales (para que subsista el cine que depende de la Secretaría de Actividades y Servicios Retributivos municipal, a cargo de Mario Rossini), todo parecería indicar que la estrategia no sólo no es buena sino que no está funcionando.
Es ineludible entonces realizar un análisis de la cartelera de ambos cines para poder comparar sus propuestas y así descubrir (como si ya no lo supiéramos) que, en general, no hay nada bueno para ver y que es todo más de lo mismo.

Los datos

Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
Si bien este análisis no pretende ser cuantitativo (Ver “Sobre la recolección e interpretación de los datos”), un estudio sobre la cartelera de los dos cines de Rafaela (“Las Tipas Rafaela” y “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”) puede resultar más que esclarecedor en cuanto a los títulos que ofrecen, la repetición de títulos en cada cine y la proyección de las mismas películas en ambas plantas.
Según los datos obtenidos por los diferentes medios de difusión consultados, en el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” se proyectaron 53 títulos desde que abrió el Complejo “Las Tipas Rafaela” el 20 de febrero de este año (sin contabilizar los films de la Semana de Cine Francés): 20 correspondieron al Espacio INCAA y 33 fueron películas comerciales. Por su parte, “Las Tipas Rafaela” ofreció 50 títulos comerciales en sus cinco meses de actividad. De esos 50 títulos, 24 también los reprodujo el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”, por lo que 7 de cada 10 películas comerciales que estrenó el cine municipal también se reprodujeron en el otro complejo, y la mayoría se estrenó con posterioridad al estreno en “Las Tipas Rafaela”
Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
De las 50 películas que pasaron por “Las Tipas Rafaela”, 28 títulos estuvieron una semana en cartelera. Los 22 títulos restantes se repitieron en la programación al menos una semana (“Río 2” estuvo 9 semanas en cartel y “Maléfica”, 6), por lo que en cartel los films que se mantuvieron por más de una semana representan más del 70% de la oferta del cine del Paseo Rafaela.
En el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”, el porcentaje de películas que se mantienen en la cartelera por más de una semana es menor, y se observa que se incrementa el porcentaje de repeticiones en el Espacio INCAA, que representó un 38% de los títulos ofrecidos por el cine municipal y un 45% de la cartelera desde la apertura del complejo “Las Tipas Rafaela”.
Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
El cine estadounidense predomina en la oferta comercial de ambos complejos. En “Las Tipas Rafaela” representa un 68% de su programación, teniendo en cuenta que las coproducciones de las que el país norteamericano forma parte representan un 16%, lo que implica que un 84% de los films ofrecidos por “Las Tipas Rafaela” son estadounidenses. Las películas argentinas representan un 6% del total de su programación (sólo tres: “Bañeros 4”, “Violetta en concierto” y “Muerte en Buenos Aires”).
En el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”, el 94% de la oferta comercial es estadounidense o de coproducción en la que participa el país norteamericano. Por su parte, en el Espacio INCAA, 8 de cada 10 películas son argentinas. En total, 6 de cada 10 títulos en el cine municipal son estadounidenses o coproducidas por Estados Unidos, y 3 de cada 10 películas son argentinas.
Por último, de los films que proyectaron ambos cines, el 71% son estadounidenses y el 20% son coproducidas por el país del norte.

Además, una dificultad técnica

Queda claro que para una ciudad que hasta hace unos meses se tuvo que conformar con la cartelera de una sala en la que predominan los tanques y/o películas para niños, dos cines y tres salas podrían y deberían ser un adelanto cultural. Pero, por el momento, está lejos de serlo. Aun cuando el Espacio INCAA se encarga de difundir algunas producciones nacionales (y de otros países, en menor medida), queda mucho camino por recorrer para poder obtener una propuesta más amplia y plural.

Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
Ver: Sobre la recolección e interpretación de los datos
Desde 2012 el único ciclo de cine que sobrevive en el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” es el que coproduce con la Alianza Francesa. Esto significa que en un año sólo hay una propuesta que abre la posibilidad de presentar otras formas de cine. Y esas propuestas hacen falta. Propuestas diferentes al cine nacional, que ahora sí está mejor representado, y del cine yanqui. Claro que poco de esto se le puede pedir a una empresa que tiene como objetivo básico obtener ganancias, y no una preocupación por el contenido y la variedad de las películas que ofrece, salvo para engrosar sus jornales, como es el caso de la cadena “Las Tipas”; un caso que no es único y del cual uno termina volviéndose cautivo por falta de otras ofertas. Y porque por lo general la calidad técnica de lo que ofrecen, como en este caso, es muy superior.
Según Patricia Andretich, programadora del “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano”, “La cartelera comercial se hace de acuerdo a los ránkigs de películas que más gente lleva y te la dan de acuerdo a los espectadores que vos traés. No sólo desde que abrió “Las Tipas” sino también por el tema del formato de exhibición estamos más limitados, porque cada vez se copian menos películas en 35 milímetros y nosotros no tenemos DSP para exhibir”. Por lo tanto, y para diversificar la oferta, habrá que esperar a que se digitalice la cabina, en tiempo incierto puesto que aún no han abierto los sobres de la licitación nacional que se cerró a fines de mayo.
Mientras tanto, el cine municipal busca subsistir con las películas mejor rankeadas que consiguen, pero que ya ha exhibido la competencia con mejores condiciones técnicas. Y falta una buena difusión. Porque si bien puede que el Espacio INCAA no sea tan convocante como las películas comerciales, es alarmante asistir a una exhibición donde solamente hay dos personas más. La página de Facebook del “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” a veces llega a los dos “Me Gusta” con suerte por publicación, mientras que en el de “Las Tipas Rafaela” (que tiene 16 veces más de seguidores, un total de 18560 al cierre de esta nota) cada entrada tiene alrededor de 10 “Me Gusta” y varios comentarios. Es más que evidente que los sistemas habituales de difusión por los matutinos locales, la aparición en los noticieros de “Somos Rafaela” y las menciones en las agendas culturales de los programas radiales de la ciudad no alcanzan ya para ampliar la audiencia, que por lo general es muy reducida. Con suerte, para conocer la cartelera del “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” se ingresa a su Facebook donde no siempre está la información completa, y no tanto a su web. Baches que no puede permitirse una institución que enfrenta actualmente a semejante competencia.

“Nada bueno para ver”

«¿Por qué hay tantas salas? ¿Para permitir una programación más diversificada, a la vez blockbusters y películas más minoritarias? Colby: «No, en absoluto. Es para no perder ni un solo adolescente». Los blockbusters se proyectan en varias salas a la vez, con una sesión cada quince minutos en hora punta, para evitar tener que consultar los horarios antes de venir».

En «Cultura mainstream» de Frédéric Martel.

Parece una exageración, a la vez que una infeliz apreciación mientras el “bueno” no sea más que subjetividad, y sin embargo es bastante cierto. Siempre que se habla de las ofertas de los cines surge alguna expresión bastante similar a esta: “Nada bueno para ver, una vez más”. Pueden pasar semanas hasta que llegue un film prometedor o al menos no tan visto, difundido y explotado, como la mayoría de los tanques que copan las salas. No se pide mucho, sólo alguna semana de por medio para matar la abstinencia, si es que acaso no se perdió ya el gusto por ir al cine.
Ese cine estadounidense que es tan criticado por los críticos e intelectuales, el de la fanfarria, las explosiones, los efectos enormes y la misma historia es el que siempre está en cartel. Con eso no sólo se sostiene todo un equipo económico que sólo busca en el cine un negocio, sino que se reproducen todos los esquemas de poder que continúan venciendo en la batalla cultural, al que el Espacio INCAA no está ni cerca de hacerle frente, aunque lo intente. Y no es una simple apreciación. Los números están a la vista: esos títulos ocupan el 70% de la cartelera en la ciudad, y son las que más permanencia tienen, sobre todo porque atraen al público.
Habrá que esperar los cambios técnicos en el cine municipal y rogar que junto a ellos lleguen algunos cambios en el contenido. Pero, por ahora, este fin de semana dos de las películas que ya se exhibieron en “Las Tipas Rafaela” llegan a su programación: por si se la perdió, este fin de semana dan “Buenos vecinos” con Zac Efron y Seth Rogen, y “Transcendence: Identidad virtual”, con Johnny Depp. Pero no nos confundamos: el problema no es que sean estadounidenses. El problema es que nuevamente son estadounidenses, un bucle que no deja escapatoria posible.

Sobre la recolección e interpretación de los datos

Los datos fueron recabados de las páginas de Facebook de “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” y de “Las Tipas Rafaela”, tomando las publicaciones desde la semana del 20 de febrero del 2014, que fue la primera semana en funcionamiento del cine “Las Tipas Rafaela”, en el Paseo de la ciudad -La semana del cine comienza el jueves (día en que se renueva la cartelera) y termina el miércoles-.
En el cine “Las Tipas Rafaela” hay funciones todos los días en dos salas y en distintos horarios. En la semana de su inauguración (20 de febrero de 2014), el jueves y viernes hubo sólo dos películas en cartelera: “Robocop” y “Extrañas apariciones 2”. A partir del sábado 22 de ese mes comenzó a funcionar con regularidad. El jueves 03 de abril estuvo cerrado, por lo que esa semana la cartelera comenzó a tener vigencia a partir del viernes.
El “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” no tiene funciones miércoles y jueves, por lo que su sala única funciona de viernes a martes y reparte su cartelera entre las películas “comerciales” y las del Espacio INCAA. Una vez al año se realiza la Semana de Cine Francés, organizado por la Alianza Francesa: se realizó durante la semana del 1 de mayo y los films proyectados en ese espacio son aquí considerados como un caso especial y al margen de sus actividades regulares. Durante el Mundial de fútbol Brasil 2014 el Cine Belgrano transmitió los siete partidos de la Selección Argentina. Así mismo, se realizan diferentes actividades ligadas a la cultura en la sala de proyección, con escasa difusión en la página oficial de Facebook de la entidad, que no fueron tenidas en cuenta para la interpretación de los datos.
A partir de la semana del 15 de mayo, “Las Tipas Rafaela” dejó de publicar en la página oficial de Facebook de la empresa la cartelera completa de sus funciones. Es probable que algunas de las películas en cartelera de las semanas subsiguientes se hayan perdido en la recolección de datos, que intentó completarse con la información de la página de Facebook del programa radial “Cómo llegamos a esto” de Mitre Rafaela, y los audios del programa radial “Los caprichos de Julie Delpy” de MQC Radio. Así mismo, en el Facebook del “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” hubo semanas en las que no se anunciaron los títulos del Espacio INCAA (siete semanas) y aunque no se puede asegurar que haya habido cartelera de este espacio todas las semanas, sí se puede afirmar que no hay constancia, por ejemplo, de “Algunos días sin música” de Matías Rojo que se estrenó durante este período en dicho cine.
De todas formas, los datos obtenidos, aun cuando puedan estar incompletos en algún punto, sirven para comparar la cartelera semana a semana entre ambos cines, así como para formarse una idea sobre la repetición de títulos en un mismo cine.
Por último, es necesario destacar que las películas “Betibú” y “Muerte en Buenos Aires” en su semana de estreno en el “Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano” no fueron anunciadas en su página de Facebook como parte del Espacio INCAA, por lo que se interpretan como parte de la cartelera “comercial” del cine. Así, para dicha empresa las películas anunciadas como parte del “Espacio INCAA” se diferenciaron de aquellas que no fueron anunciadas como parte de ese espacio, denominadas “comerciales”. Esta cuota de películas comerciales es la comparada con la cartelera que ofrece el multicine “Las Tipas Rafaela”.

carteleras

Más extraño que la ficción – La Venus de las pieles

Más extraño que la ficción (Stranger tan fiction), Marc Forster. EEUU, 2006.
Precaución: un cambio en el corte de pelo puede ser el desencadenante de una serie de hechos que terminarán con tu vida. O algo así. El reloj del personaje de Will Ferrel, Harold Crick, decidió detenerse inconvenientemente frente a un señor con tres minutos de retraso. Y toda su estructura de horarios, recorridos, autobuses, cepilladas de dientes y archivos de impuestos a controlar se desbarató completamente.
La voz que narra sus pormenores comenzó a escucharse. No solamente mira las tetas de su auditada con esmero, sino que una narradora con acento británico está contando los detalles de ese humilde hecho. Y de todos. Con palabras exquisitas. Harold Crick descubre que es el personaje de una novela y debe develar de cuál para salvar su vida, porque la voz ha dicho que con el inconveniente del reloj se han desencadenado las circunstancias que lo llevarán a su inminente muerte. Todos hemos de morir pero a Harold se lo han afirmado, y con plazo estimativo: pronto.
“Más extraño de la ficción” de Marc Forster no quiere ser todo lo profunda que podría, porque de las conjeturas filosóficas que podrían dispararse él quiere quedarse con el conjunto de circunstancias que empiezan a desatarse en el personaje de la novela de Karen Eiffel (Emma Thompson), una vez que descubre que su vida está regida por el tipeo de la máquina de otra persona. ¿Soy quien soy o quien dicen que soy? ¿Mi vida está regida por mis decisiones o por las decisiones que otra persona toma sobre su personaje que soy yo? ¿O será que esto es lo que llaman destino?
Seguramente son más preguntas, pero mejor es quedarse con la comedia como respuesta, al menos de vez en cuando. El personaje de Will Farrel comienza a perseguirse, se enamora y su disfuncionalidad lo hará trastabillar en el amor. A la vez, un crítico literario (Dustin Hoffman) lo asesora para determinar en qué clase de historia está. Karen Eiffel, por último, sufre un bloqueo de escritora, lo que le da a su personaje unos días más de vida. ¿Pero es su personaje?
Es una tragedia, pero roza la comedia, y de a ratos “Más extraño que la ficción” logra enamorar, lo suficiente como para seguir alargándole la vida a Harold por unas horas más. Y aunque se va a morir -en este cuento o en el otro más largo, que al menos Karen no escribe-, queda latente la esperanza de que el film tenga un final feliz, algo medio irónico, como que la última palabra quede a medio escribir, hasta que alguien complete la frase.
Mientras tanto, su vida se va construyendo entre los susurros de una escritora bloqueada y preocupada por lograr su obra maestra. Si por momentos produce la necesidad en el espectador de plantearse qué es lo que nos sucede, o peor, qué es la vida, lo tira todo por la borda para sacarnos una sonrisa y recordarnos que no es más que entretenimiento. Y tampoco está tan mal, para nada. Después de todo, las grandes respuestas no se van a presentar en una pequeña obra de vaya uno a saber qué, ni en ningún otro lado; sino ya las conoceríamos. Pero cuando la comedia genera la curiosidad, aún con el ridículo, sobre todo con el ridículo, es probable que nos estemos acercando bastante a un esbozo posible. No podría decir de qué respuesta. En absoluto. En general una buena película no da respuestas; más bien genera preguntas, incluso cuando no tuvo la intención.
Por el momento, y para no matar a nadie, esta frase queda incompl

La Venus de las pieles (La Vénus à la fourrure), Roman Polanski. Francia 2013
Un teatro vacío. Dos personajes. Una mujer y un hombre: Vanda y Thomas. El texto de una obra de teatro: una adaptación de La Venus de las pieles de Leopold von Sacher-Masoch. Una audición y una voz: la de ella interpretando el papel de la otra Vanda, Vanda Von Dunayev. Un encierro: él no saldrá del teatro en toda la película; encierro doble: también está enmarañado en su escritura, en su Obra.
La humildad falsa de remarcarle a ella que es el “adaptador” y no el “escritor” de la pieza teatral. Falsa porque luego desdeña una producción belga sobre la película “La diligencia”. Falsa porque no acepta que ella le cuestione el epígrafe de su texto: “El Todopoderoso le hirió, poniéndole en manos de una mujer” y, para peor, se justifica diciendo que lo sacó de la novela. Sí, le dice ella pero elegís poner estas palabras sexistas como epígrafe de TU texto. Confusión. Cómo a veces él se desprende de su obra y otras veces la defiende con mucha fuerza y violencia. Está encerrado.
¿Quién eres, Vanda? Le pregunta este obnubilado hombre frente a la voluptuosidad y a la voz de esta mujer que rompió con todo lo previsto: el sushi con Maríe Cécil en un rato, la frustración de no encontrar su actriz, la tranquilidad con lo escrito. Quién es esta Venus también nos lo preguntamos repetidas veces quienes observamos cómo serpentea en la película: de dónde salió, por qué sabe todo, está allí para mostrarle a él lo que verdaderamente es el sadomasoquismo, está allí para qué, desde dónde, hasta cuándo. Por qué hemos entrado y salido del teatro de su mano, cuál es la causa de que nos haya llevado hasta ese lugar y por un tiempo breve pero frenético nos haya sacudido de aquí para allá demostrándonos que el poder es eso: un movimiento constante, lo inasible que viaja. Poder que vuela, poder jamás quieto.
Y así, empieza ella mendigando una audición para terminar manejando todos los hilos del asunto. Incluso los profundos, aquellos que tienen que ver con el sentido y con la crítica de lo escrito. Poner en duda es una actitud que ella profesa desde el desparpajo pero con incisiva determinación. Y él lo capta. Le ha dado, de mala gana, la posibilidad de la audición pero quién no te dice, el evaluado/observado/examinado eres tú, Thomas.
Así, también los roles mutan: por momentos estamos frente a Vanda y a Thomas, casi en el mismo acto pasamos a ser testigos de ese amor antiguo entre Vanda y Severin. Así, los personajes infligen y reciben; poner en duda y son puestos en duda, manejan la situación y son manejados por ella. Y así los personajes se mueven por el espacio, ventilando o recibiendo las ráfagas del poder. Así, van cambiando de lugar, de semblante, de objetivo. Así van llevándonos como espectadores y espectadoras por un laberinto pasional que puede terminar mal –intuimos que terminará mal-, pero que se nos presenta como irresistible de voluptuosidad. Un juego que chorrea cierto regocijo de antemano. Un juego que no entendemos –las reglas no estás claras-, pero que rumiamos será definitivo.

El gigante egoísta por Wilde y Barnard

El gigante egoísta (The selfish giant), Clio Barnard. Gran Bretaña, 2013.

“El gigante egoísta” de Oscar Wilde es un bello cuento. Uno puede obviar la relación con el Paraíso y el niño con clavos en manos y pies (la referencia al mundo cristiano, a la redención y a alcanzar la pureza son bien manifiestas), y concentrarse en el relato para niños. Se encontrará entonces con un colorido relato de aprendizaje que sabe colarse hondamente en el corazón de los lectores. En general, los cuentos de Wilde tienen la particularidad de la historia colorida mezclada con la enseñanza que termina entrando por el lado de la belleza, una construcción bien pensada de The-Selfish-Giant-2013adjetivación, personajes que se superan y escenarios que permiten el encuentro de mundos opuestos. En este caso, el gigante convertido en monstruo es el dueño del lugar más bello y deseado por los niños.
Por estas particularidades, representar un cuento de Wilde con fidelidad implicaría no salirse de la animación, una forma de presentar la obra tan cómoda como la comodidad en la lectura de sus cuentos. Aun en el caso de que la película sea concebida sin animación, el resultado no será más que la transposición de un texto literario a otro lenguaje, casi una traducción más que se acumula en el cúmulo de historias que ya se han contado.
“El gigante egoísta”, como cualquier otro cuento de Wilde, necesita ser resignificado para poder ser llevado al cine y que transmita al menos algo en nuestro tiempo. Esa búsqueda es la que ha tomado Clio Barnard para la película que escribió y dirigió, inspirada en el cuento de Wilde. Los niños salen de las escuelas pero no van felices al encuentro de ese paraíso que es el patio más asombroso jamás visto, como lo pensó Wilde. Los niños salen tristes y enojados de un lugar del que no se sienten parte, caminan solos o en grupos reducidos, se ríen poco y gritan mucho; toman pastillas para controlar sus impulsos. Se las dan sus padres o las escuelas mismas cuando a sus padres no les alcanza para poder pagárselas, que es casi siempre. Sus nombres están escritos en letras chiquitas junto a un montón de indicaciones médicas, psicológicas y registros familiares. Este no es el mundo esperanzado de los cuentos de Wilde (algunos cuentos más esperanzados que otros, pero todos con un poco de luz); no hay niños felices, los padres están muy ausentes, las instituciones los han excluido y olvidado.
Y ese patio lleno de flores y de frutos y pájaros y felicidad es ahora un juntadero de chatarra, administrado por un explotador que administra el delito y las desgracias de sus empleados. Arbor y Swifty son sus dos nuevos empleados. Uno fue expulsado y el otro suspendido del colegio por una gresca. Arbor es hiperactivo y Swifty, un joven con alma pura que sigue al único amigo que lo acompaña y protege de quienes lo llaman tonto. Etiquetados por todos lados, y viviendo en un mundo de violencia que no es muy diferente a la primera mitad del relato de Wilde (aunque hermoseado con su estilo), los dos juntarán chatarra en las calles y patios ajenos para ganarse algunas libras.
Pero los celos y la explotación por parte de Kitten, el dueño del jardín de chapas viejas, hacen que Arbor se aleje de Swifty y se ponga a Kitten en contra. Cuando el chatarrero descubre que Arbor le estuvo robando, lo manda a cortar cables de larga tensión para pagar su deuda. Swifty, en su intento por ayudarlo, termina quemado por la electricidad. Es un quiebre en el relato: quiebre con el cuento de Wilde, que jamás se hubiera permitido este desenlace, y quiebre con los personajes que de tanta violencia han salido a pedir un poco de paz.

b001-0093
No sólo Kitten es el gigante egoísta en el film de Barnard. También lo es Arbor, el niño hiperactivo que ve morir a su amigo que intentó ayudarlo. El gigante de Wilde es un ser violento que atemoriza a los tiernos niños que rondan su patio. Kitten posee y explota ese patio gobernado por el invierno de los días; pero Arbor es el que en verdad atemoriza: Arbor y el resto de los violentos en que nos hemos convertido. Cuando Swifty muere, la redención les llega también a ellos (como le sucede al gigante en el cuento, cuando ayuda al niño más chiquito de todos a subirse al árbol) porque ven caer al espíritu más noble. Kitten se hace cargo y va preso; Arbor no encontrará consuelo hasta que la mamá de Swifty le permite al fin que la abrace.
Poco moralista y bien incisiva, “The selfish giant” de Clio Barnard va a contrapelo del relato de Wilde para mostrar todo lo que falta y todo lo que sobra para alcanzar cualquier cielo o Paraíso posible. Falta tanto, y nos viene sobrando tanto más, que la idea de cualquier Paraíso, con el nombre que sea, ni siquiera se plantea. ¿Para qué? Después de todo, ese muro que reza “Entrada estrictamente prohibida bajo las penas consiguientes” no tiene ni la más mínima intención de ser derribado por el momento.

Escenas – Waking life

– Escoge un color.
– Azul.
– A-Z-U-L. Escoge un número.
– Ocho.
– 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8. Escoge otro número.
– Quince.
– 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15. Escoge otro número.
– Seis.
– De acuerdo… Soñar es tu destino.
1
Despertando a la vida (Waking life), Richard Linklater. EEUU, 2001.
Ir a descargar

Blog de WordPress.com.

Subir ↑