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Los caprichos de Julie Delpy

Un espacio sin críticos, sólo libros, películas y música conectados así nomás, como toda cosa.

mes

octubre 2014

Cuestión que… uno de los “Escritos de un viejo indecente” de Bukowski y la bienllamada “sensación de inseguridad”

Bukowski está muy enojado en uno de sus “Escritos de un viejo indecente” con ciertos periodistas que se aprovechan de la noticia policial para arengar hacia los lugares comunes. La arenga hacia los lugares comunes y efectistas. La arenga que se dirige sola y por un pequeño y poco poético artilugio (pero que se quiere poético) hacia los ya consabidos: “claro que sí”, “yo que trabajo todo el día”, “que Charles Bukowski Anagrama Compendiumsoy una persona de trabajo”, “la cultura del trabajo”… sin menospreciar el trabajo. Sólo que esa es otra discusión que se ha mezclado. En fin, que va hacia ese triste y abrumado hombre de trabajo cansado de la presión laboral, queriendo juntar una moneda más para guardar en el tarro o cambiar el auto; que va hacia la mujer que corre del trabajo a la escuela, porque o está sola o más o menos por ahí, y aparte limpia la casa, y mientras limpia escucha de refilón a un tipo que, como cualquier otro, le dice: “y nosotros que nos esforzamos día a día”, “ya no se puede vivir así”; una tipa que, re progre, tira un “otra noticia más que tenemos que dar sobre este tema, que se suma a la lista de asesinatos de esta misma mañana”, y esto no lo dice pero lo dice: “y yo que te voy con la verdad te lo cuento para que sepas lo que pasa en la calle que vos mismo, que vos misma, seas quien seas, pero persona de bien, pisás”.
Cuestión que esa misma gente se enoja, y cuánto se enoja, cuando a algunos por ahí se les ocurrió hablar de “sensación de inseguridad”, y el comentario progre (porque eso es ser progre y re copado) de: “sí, sensación, sensación: mirá cómo mataron a este tipo”.
Cuestión que (sí, otra vez) Bukowski empieza diciendo en esa nota publicada en el periódico “Open city” y que después juntó con otras en “Escritos…”:

“este tipo del mono del ejército se me acercó y me dijo: ‘ahora que ha pasado lo de Kennedy, tendrás algo de qué escribir’”.

Y después sigue diciendo:

“se dice escritor”.

Es gracioso que Bukowski lo llama “mono del ejército”. Para el mismo tipo de persona, tenemos en Argentina una construcción similar: también peludo, también mono, pero más grande, y le dijeron “gorila”; sí, eso.
Ahí, en esa definición que hace del “se dice escritor” está lo que él pensaba: ¿por qué hay que escribir lo que te imponen? Justamente esos “Escritos…” fueron una reafirmación de la publicación de lo que no se cuenta, lo que no cuenta, en fin, que es el día mismo del hombre común, por más Carlos Bukowski que sea.
Y tener que cumplir es lo que hace que la nota de agenda, que impone y se impone, genere el hastío que llegó a llamarse “sensación de inseguridad”, y que no está nada mal. En definitiva: si en una hora de noticias te roban durante 40 minutos, ¿cómo no querés sentir que te van a robar o a matar o a violar o todo junto, apenas abras la puerta de tu casa y ni que hablar cuando acabes de cruzar la calle? Si es de lo único de lo que se han ocupado de hablar, editorializar y de conseguir entrevistas, porque ocupan más espacio las voces policiales que la cadena nacional para anunciar el rumbo de la economía y las decisiones tomadas, de la que se quejan en la misma editorial por robarles tiempo de decir que en un pueblo de vaya a saber dónde pasó tal o cual policial.
Bueno, sepan que decidir que eso y sólo eso es noticia (y antes de que se salga con el “pero no es lo único que decimos, blablablablabla”, fíjense cuánto tiempo quedan para las otras noticias, si es que queda, y ahí viene la otra perorata “tenemos derecho, libertad de expresión, etcétera, de informar lo que se nos antoja”, pero ahí mismo se responde que justamente esa decisión es la que genera la “sensación de inseguridad”, que sigue estando muy bien pese a que sigan repitiendo viejas fórmulas aplicadas a conveniencia.
Cuestión que en ese escrito del indecente Bukowski, dice sobre un periodista deportivo que también escribe este tipo de policiales (y hay que ver que los policiales repiten las construcciones malobradas mal por los partes policiales que son un insulto a la belleza de cualquier idioma):

“¿necesitais a este tipo” me lo suponía, demasiado fácil. prosa colorista de pregraduado enfocada sólo desde el punto de vista de la supervivencia de la situación actual”

Ese “punto de vista de la supervivencia de la situación actual” es lo que lo vuelve el periodista de la gente, ni más ni menos. Y “la supervivencia”, la propia. Que los demás se arreglen en las calles llenas de odio que ellos mismos se encargaron de llenar.
Muchos pudieron haber dicho cosas similares a lo que escribe Bukowski, pero ese texto, entre el conjunto de textos indecentes de ese viejo chancho… ese texto parece decirlo muy bien, y aunque los periodistas sigan llenando planillas de muertos con perseverancia, todo lo otro que no dicen los “monos del ejército” también es historia.
Me sumo a su voz final y digo:

“y en fin, amigo del mono del ejército, escribe tú lo tuyo…”

Por Leandro Almeida.

Being Julia – Burton y Taylor

Being Julia (Conociendo a Julia), István Szabó. Canadá, América, Hungría y Reino Unido 2004.
Londres, 1938. Julia y Michael están casadxs desde hace muchos años, comparten una pasión-profesión: el teatro. Ella es actriz y él productor. En su juventud se conocieron en la compañía de Jimmy, a quien ella reconoce como su maestro, su mentor, su iniciador; está muerto hace quince años, pero Julia habla con él, actúa aún para él y sigue sus consejos como siempre. Hasta que al final, soltará quizá el más importante: “…cuando estás en el escenario actuando, el teatro es tu única realidad.”

Hartazgo. Necesidad de quitarse la máscara. Honor. Vanidad: motores que impulsan a Julia a llevar “el mundo real” sobre el escenario. Franquea los límites de lo profesional. Ella misma dice en un momento: “Los sentimientos jamás interfieren en mi trabajo”. Era cierto quizá, pero en cuanto su hijo le recrimina ausencia de autenticidad en su vida, Julia trama una hermosa patada al tablero. Le sale bien –muy bien- por supuesto. Pero no sólo en cuanto a lo teatral, sino que logra al fin poder estar sola con su alma, tomar cerveza y cenar feliz luego del estreno de su obra mejor, su obra más auténtica.
El encierro es una figura de Being Julia. El encierro que tiene muchas formas: no poder dejar de trabajar porque el éxito y el público lo demandan. No poder comer y tomar lo que se desea porque hay que estar delgada y lucir una figura impecable. Sentirse aburrida del mundo alrededor y no poder salir. Decir lo que se espera que una diga y tener un rol preparado para cada situación. Tener que ser elegante full time. El deber ser en estado constante. Ethos puro y el hastío esperable.
La figura contrapuesta al encierro es la llave: Tom (T-O-M), un joven americano que llega a Londres queriendo trabajar en el mundo teatral y hacerse rico. Admira fanáticamente a Julia y la desea. Podría ser su hijo, pero no lo es: comienzan un affaire que no termina bien porque Julia no puede dejar de sentir –o sentir menos, con algo de mesura- y comienza a celarlo y a enojarse. Pero con él sonríe y ha encontrado una llave. La vida tiene nuevamente color, colores.
La llave funciona hasta la aparición de Avis Crichton, una joven con talento teatral que enamora a Tom y que se acuesta con su marido. Roger, el hijo de Julia y Michael, le transmite a su madre esa información. Jamás Michael desconfió de Julia y Tom, así como Julia no tuvo tampoco tiempo de pensar en Michael y Avis. Aunque era tan evidente. Roger además le tira en la cara una verdad que a Julia la moviliza entera: “Creo que en realidad no existes”. El hijo le dice además que no quiere pertenecer al mundo de ella y Michael, donde las apariencias y las cáscaras se han comido todo lo auténtico y genuino de la vida.
Ese creo que no existes del hijo, en realidad, le duele a más no poder porque su vanidad ha sido resquebrajada y rota luego en mil pedazos por este Tom que, en principio está deslumbrado –como corresponde- por Julia, pero que aún teniendo un amorío con ella, se enamora de otra, más joven encima.
Julia se siente herida en su fuero interno y tomará revancha. Pero no sólo de Tom, sino de todo su mundo: dejará subir al escenario su vida enmascarada. Con actuación y palabras –humillación a Avis de por medio- irá desenmascarando, corriendo el velo de los acontecimientos últimos de sus días.
Y siempre Jimmy impulsándola y guiñándole el ojo cuando la cosa viene bien. Su maestro que –recordemos murió hace 15 años- está en su sangre latiéndole palabras y formas de sobrellevar “lo real” que para él es “pura fantasía”, ya que lo que en realidad existe es lo que sucede sobre el escenario. Julia, como toda buena discípula, supera a su maestro demostrando que todo es parte de un todo y que el material de lo que vivimos llevado a escena con altura y desempeño teatral puede hacer morir de risa al público. Aquello que nos ha destrozado abajo del escenario, sobre él, actuando, puede lograr un efecto mágico. Una conexión inesperada.
Y el aplauso mejor, el más esperado por esta mujer complicada y bellísima –arrasadora- es el del hijo que sonríe como diciendo ahora sí, mamá,
ahora sí existes.

Burton & Taylor, Richard Laxton. Reino Unido, 2013.
Una mujer con carácter, por no decir iracunda, por no decir orgullosa, pero casi diciéndolo; borracha, juguetona de a ratos y simpática con el público, que es toda Norteamérica y el mundo. Una mujer, esa mujer, ha decidido producir una obra de teatro que no se ha tomado el trabajo de leer, porque piensa interpretarla y no quiere perder la frescura del encuentro con el texto y su personaje. La obra en cuestión es “Vidas privadas” del británico Noël Coward, y para el rol masculino mandó a llamar a su actor favorito en el mundo, que es también se exesposo a quien no puede dejar de amar y de extrañar.
Esa mujer iracunda, orgullosa, bella, muy bella, obstinada, glamurosa y un tanto vulgar, que se contonea un tanto para enamorar, como las sirenas, y otro poco porque el paso de los años embebidos en excesos le han marcado el ritmo; esa mujer es Elizabeth Taylor, y es la verdadera protagonista de la película, como también de la obra que protagonizará en la película, aun cuando toda esta representación fílmica no sea más que una biopic, apenas una circunstancia en su vida, un encuentro con su Antonio, la Cleopatra que ha gobernado el mundo pero no su corazón.
Antonio es, claro, Richard Burton, y aunque el título lo ponga primero, será apenas su sombra, amándola desde lo más íntimo, representando dentro y fuera esas “Vidas privadas”, como se dice y sabe de los grandes intérpretes que llevan la obra a la vida misma. El texto de Coward, sin embargo, es usado como excusa para el encuentro, porque -una vez más- la productora y estrella que lo ha elegido nunca lo leyó. Y, sin embargo, con qué facilidad su voz se acomoda al personaje; mira con aburrimiento y obstinación los esfuerzos de una de las actrices queriendo comerse el papel en el ensayo, pero cuando ella llega, y aun lo suficientemente empastillada como para poder mantenerse en pie, tira al aire las primeras palabras del texto como si ese parlamento hubiese sido siempre de ella.
Taylor y Burton se admiraron mucho, se amaron bastante más. Alguna vez, y gracias a ese encuentro íntimo que les posibilita la obra, hablarán del amor y de lo que necesita una pareja. Más tarde se dirán que se aman, pero él… él no puede, no se atreve, esa relación lo destruiría. Es al cerrar la temporada; poco tiempo después morirá casado con otra mujer. Suena a excusa, pero es posible que no se aguante tanta pasión.
Y hay demasiada pasión dando vuelta. Desde el decidirse a tomar el papel, tener que soportar los estados de ánimo de la diva y el constante requerimiento de aprecio, de cariño, de un poco de amor; desde el no poder ensayar hasta estrenar con malas críticas pero con un público complacido; salas repletas salvo cuando Liz falta, para suspender luego hasta que regrese. Y cuando regresa, se encuentra con que Richard se ha casado con su novia, en ¡Las Vegas! (Elizabeth enfatiza el “en Las Vegas”, como si hubiera pocas cosas más ridículas, aunque en lo íntimo no pueda sostener un segundo más sus lágrimas), y ya en el escenario se aparece con un loro en su dedo de reina, apuntando a la moral de nadie pero desestabilizando una vez más esa relación tan herida y arrancada de cuajo de la imposible felicidad.
Elizabeth Taylor es retratada como una mujer solitaria, triste, una amante que se entrega por completo y que debe sufrir por ello. Es la actriz que no interpreta, sino que ES todas las mujeres del mundo, aunque en un gesto de humildad poco habitual le dirá justamente eso a Richard Burton: que él es sus personajes. Un Burton que admite por ahí que él interpreta papeles, tal vez mejor que nadie, pero que ella es. Ella es Cleopatra, es Marta en Virginia “cómosellame”, pero es sobre todo Liz Taylor, la madre y abuela, la divorciada que anhela una vieja época en la que estaba a su lado, en la que le regala un cuadro, de la que nunca podrá olvidar detalle alguno. Quizás Richard haya sido un erudito, un actor comprometido con su obra, una persona responsable, pero ante Elizabeth era un espectador más, el más cercano, esperando a tomarla de la mano y agradecerle por tanta magia.
“Burton y Taylor” es una biopic de dos estrellas, con la figura avasallante de la Taylor cubriéndolo todo, y no sin méritos. La película es una representación cabal del poderío del star system y de las revistas de corazón, que quizás estén por encima de lo que realmente hacen: actuar. Helena Bonham Csrter interpreta a Taylor, y su rostro es tan conocido que a veces la conexión con la representada se pierde, pero la figura de Liz Taylor es tan fuerte y está tan marcada en el film que se termina imponiendo.
Más cercano a la vida, esta biopic es la historia de una mujer sola montando un show para poder compartir unos minutos más con su ser amado, en silencio o ante todos, como sea, pero juntos; y mantener ese momento a fuerza de todos los caprichos imaginables, de todos los trucos que tengan bajo la voz todas las sirenas de Ulises, destapar todas las orejas, abrazar, amar y sentirse amada aunque sea por una última vez.

Por Leandro Almeida

Textos literarios 04/10/2014 – 25/10/2014

Séptima entrega de algunos de los textos literarios que compartimos en “Los caprichos de Julie Delpy” por MQC Radio.

04 de octubre de 2014 – Programa 29

Fragmento de “Mutabilidad” de Percy Shelley.Gothic - Medianoche en París

Descansamos; una pesadilla puede envenenar nuestro sueño. Despertamos; un pensamiento errante nos empaña el día. Sentimos, concebimos o razonamos, reímos o lloramos. Abrazamos una tristeza querida o desechamos nuestra pena; todo es igual; pues ya sea alegría o dolor, el sendero por el que se alejará está abierto. El ayer del hombre no será jamás igual a su mañana. ¡Nada es duradero salvo la mutabilidad!

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11 de octubre de 2014 – Programa 30

“Cambios de nombre” de Nicanor Parra.Bolivia - Le nom des gens

A los amantes de las bellas letras
Hago llegar mis mejores deseos
Voy a cambiar de nombre a algunas cosas.
Mi posición es ésta:
El poeta no cumple su palabra
Si no cambia los nombres de las cosas.
¿Con qué razón el sol
Ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se le llame Micifuz
El de las botas de cuarenta leguas!

¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
Los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
Que los zapatos han cambiado de nombre:
Desde ahora se llaman ataúdes.
Bueno, la noche es larga
Todo poeta que se estime a sí mismo
Debe tener su propio diccionario
Y antes que se me olvide
Al propio dios hay que cambiarle nombre
Que cada cual lo llame como quiera:
Ese es un problema personal.

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18 de octubre de 2014 – Programa 31

Poema de María Negroni en «La ineptitud»,Big fish - The Grand Budapest Hotel

el desierto es un animal
ávidamente inconcluso

y la luz
un desierto
ávidamente más grande
que el desierto

cuando la noche se encrespa
la sombra escribe en el lomo
de esas arenas suntuosas

el desierto medita

aparte de eso
sólo es visible aquello
que está dentro de la visión

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25 de octubre de 2014 – Programa 32

Fragmento de “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann.Une vie de chat - Ernest et Celestine

Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar «en elefante», esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo… ah… eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento: Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a un costado de la gran carpa. Los animales velaban desconcertados. No era para menos: cinco minutos antes el loro había volado de jaula en jaula comunicándoles la inquietante noticia. El elefante había declarado huelga general y proponía que ninguno actuara en la función del día siguiente.

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Poema de miércoles: Mucho más allá de Alejandra Pizarnik

No necesita presentaciones: en nuestro poema de miércoles, Alejandra Pizarnik y su «Mucho más allá». Audio: Fidel Kohn.
Alejandra Pizarnik
¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
«¿es que yo soy? ¿verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?».

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.
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Películas en las que el elenco se despacha con una canción

En esta lista compartiremos algunos títulos de películas que tienen al menos una escena en la que parte del elenco interpreta alguna canción, para sorpresa de otros y de ellos mismos.
My best friend's wedding
En “Los chicos están bien” de Lisa Cholodenko, Annette Bening habla sobre el amor hacia el disco “Blue” de Joni Mitchell en la mesa que comparte con sus hijos, su pareja (encarnada por Julianne Moore), y el donante de esperma que apareció hace poco en sus vidas para cambiarla por completo. Y tratando de hacer las paces con el personaje de Mark Ruffalo, comienza a cantar “All I want” ante la mirada atónita de su familia y con Ruffalo como corista.

En “La máscara”, el personaje transformado y maníaco de Jim Carrey es acorralado por la policía después de haber robado todos los bancos, y La Máscara logra burlarlos encantándolos con “Cuban pete” de Ricky Ricardo, poniendo a todos los uniformados a bailar en estado de demencia.

Los fantasmas de los antiguos dueños de la casa en “Beetlejuice” de Tim Burton les quieren hacer saber a los nuevos dueños y sus encopetados amigos que ellos están ahí, así que en estado de posesión les pone en la voz y el cuerpo el “Banana Boat Song” de Harry Belafonte.

En “El club de las divorciadas” de Hugh Wilson, Bette Midler empieza y convence a Diane Keaton y Goldie Hawn de cantar y ponerle coreografía liberadora a “You don’t own me” de Lesley Gore».

En “Virgen a los 40” el personaje de Steve Carrel finalmente celebra la concreción sexual entonando los primeros versos de “Aquarius (let the suns hine in)” de The fifth dimensión, y la canción lo traslada a un espacio verde y luminoso que comparte con sus compañeros, celebrando todos la liberación del exvirgen.

En “Casi famosos”, tras una de las tantas peleas de la banda Stillwater, y viajando hacia su próximo show de la gira, una canción los hermana: la banda, el manager, el joven periodista y las groupies, todos cantan casi en un suspiro religioso “Tiny dancer” de Elton John.

En “La boda de mi mejor amigo”, el amigo gay de Julia Roberts que se hace pasar por su pareja para tapar su enamoramiento con su mejor amigo que está por casarse, cuenta la historia de su ficticio romance y pone a toda la mesa primero, y a todo el restaurant finalmente, a cantar. La canción elegida para inventar un amor es “I say a little prayer” de Aretha Franklin.

Por Leandro Almeida

"En el camino" de Jack Keoruac (fragmento).
«En el camino» de Jack Keoruac (fragmento).

25 de octubre de 2014 – Programa 32

Parte 1:
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Parte 2:
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Une vie de chat - Ernest et Celestine
Parte 1:
Fragmento de «El retrato de Dorian Gray»

Cerati/Melero – Colores santos

Película: «Un gato en París» (Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol)

Pappo’s Blues – Gato de la calle negra

«Hurtos y rapiñas» de Eduardo Galeano

Gustavo Cerati – Beautiful

Fragmento de «Triste solitario y final» de Osvaldo Soriano
Fragmento de «Rayuela» de Julio Cortázar
Fragmento de «Big Sur» de Jack Kerouac
«Mis gatos» de Charles Bukowski

Charly García – Gato de metal
Sergio Dawi/Indio Solari – Gato negro

————
Biopic: Anjelica Huston

Paul Simon – Me and Julio Down By the Schoolyard (Los excéntricos Tenenbaum)


In a world: Remakes de Hollywood de películas argentinas.

Clutch – Algo ha cambiado [Pappo’s Blues]
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Parte 2:
Massacre – Laika se va

Película: «Ernest y Celestine» (Stéphane Aubier, Vincent Patar y Benjamin Renner)

Invisible – Oso del sueño
Invisible – Viejos ratones del tiempo

«Pájaros prohibidos» de Eduardo Galeano.

«Mi planeta color naranja» de Mauricio Rosencof.
Fabiana Cantilo – Hada naranja

————
Fragmento de «Un elefante ocupa mucho espacio» de Elsa Bornemann.
Los Natas – Patas de elefante

Los caprichos de la semana: Agenda cultural.
Pixies – Monkey Gone to Heaven

Fragmento de «La planta de Bartolo» de Laura Devetach.
The Beatles – Lucy in the Sky with Diamonds

*****

Biopic: Anjelica Huston

Anjelica Huston
Anjelica Huston es una actriz, directora, productora y comediante estadounidense nacida en Santa Mónica, California, en 1951.
Hija del director John Huston y de la bailarina Enrica Soma, estudió en escuelas europeas y a temprana edad obtuvo papeles en teatro y cine, con su padre, aunque tras la muerte de su madre y las malas críticas se retiró por un tiempo para trabajar como modelo. Volvió al cine después de unos años para finalmente consagrarse. En 1985 obtuvo el premio Oscar a la mejor actriz de reparto por su papel en “El honor de los Prizzi”, dirigida por John Huston y protagonizada por Jack Nicholson y Kathlen Turner.
Entre los films en los que actuó, se destacan: “El cartero siempre llama dos veces”, “La maldición de las brujas”, “Delitos y faltas”, “Misteriosos asesinato en Mahattan”, “Los excéntricos Tenenbaums”, “La vida acuática”, “Viaje a Darjeeling”, “El niño de Marte” y “50/50”. Tal vez su papel más popular sea el de Morticia en “La familia Addams” y “La familia Addams: la tradición continúa” de Barry Sonnenfeld. También grabó las voces para películas animadas como “Campanilla”, “BoJack Horseman” y “Un gato en París”, para la versión en inglés.
Sobre su relación con el cine, Anjelica Huston le dijo a El País en 2005: «A mí me interesa la vida y me interesa el cine como aventura (…) La verdad es que siempre me ha gustado considerarme como una actriz de directores. No me ha importado mucho que mis papeles fueran de personajes protagonistas o no. Siempre he procurado interpretar papeles que, grandes o pequeños, fueran decisivos. Me atrae mucho ser el instrumento del director. El cine te permite vivir muchas vidas diferentes, te da la oportunidad de conocer muchos mundos»*.

* “Anjelica Huston critica la voracidad del cine actual con sus estrellas” de Elsa Fernández-Santos en “El País”. http://elpais.com/diario/2005/09/21/espectaculos/1127253602_850215.html

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"Animismo" de Santiago Kovadloff en "La vida es siempre más o menos".
«Animismo» de Santiago Kovadloff en «La vida es siempre más o menos».

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