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Los caprichos de Julie Delpy

Un espacio sin críticos, sólo libros, películas y música conectados así nomás, como toda cosa.

mes

septiembre 2016

Oda al asco: El ciudadano ilustre

El ciudadano ilustre, Gastón Duprat, Mariano Cohn. Argentina, España, 2016.

El ciudadano ilustre
Oscar Martínez va a tener mucho trabajo en los próximos años. Fue el primer excluido de la lista negra.
“No hay nada más conmovedor que una burguesa con culpa”. Eso le dicen al personaje de Norma Aleandro en “La historia oficial”. Estaba en las risas esa frase; en el pibe que, cuando el chofer deshoja un libro del protagonista para limpiarse el culo, señala a su amiga esa frase tan hechita: “Estamos en Argentina, ¿qué querés?”. “Sí”. Sí, ¿qué mierda tiene que ver?
En “El ciudadano ilustre” Gastón Duprat y Mariano Cohn vuelven a desarrollar su mirada clasista del mundo, que por momentos pareciera estar citando a “La historia oficial” (“no hay nada más…”), pero a la vez demuestran haber observado el mundo, como Sorín, pero en este caso con demasiado asco. El mismo asco que el del personaje de Oscar Martínez ante los innumerables detalles de la pobreza, de la “grasada” y de la figura del “resentido”. Pensaba en su mirada, veía el asco al grasa, el salvataje de la crítica con la “crítica a la figura del resentido”, y “grasada” y “resentido” terminan formando parte de los diálogos, como salvaguardándose.
La descuidada cámara en mano, el corte incorrecto en los últimos minutos de película que dejan a Martínez teletransportándose por la secuencia, suenan a construido. Hay algo mal hecho, hay que demostrar que hay algo mal hecho, tenemos que reírnos del cuadro del Papa, no por la figura, sino por lo grasas que somos, que enumeramos al Diego, la Máxima, el Papa y Messi. Y Borges, obvio, que no recibió el Nobel pero sí García Márquez, entonces se enfatiza la “Crónica de una muerte anunciada” y, después de nombrar a Kafka, “El proceso”. La construcción que podría ser risueña del escritor ilustre con el intendente y la reina de belleza sobre el camión de bomberos, sirve en realidad para el público burgués con culpa, que no se ríe nada con el pibe en silla de ruedas, porque con algunas cosas no, pero todo queda resonando.
Y otra vez “La historia oficial”: la amiga rebeldona del grupo le dice “estás igual” a la buchona, sobre el final de la dictadura. Se retoma esa frase en “El ciudadano ilustre” (misma construcción la de los dos títulos, sí): el personaje de Martínez, el escritor laureado, le responde a ese “estás igual”, le da letra a la buchona, justo ahora.
Están circulando los discursos. O los atacamos de frente y sin tapujos o nos llevan por encima, insistentemente, con asco, porque somos grasas y tenemos las enormes paredes despintadas, nuestros autos se paran y como estamos en la Argentina, el auxilio siempre llega tarde.
Nuevamente: se dice mirada crítica, pero ahí se esconde.

 

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=VI2GLPtYCq8

Recomendada: Hunt for the Wilderpeople

«Hunt for the Wilderpeople», hermosura tierna y fresca de Taika Waititi, el de «What we do in the shadows», «Eagle vs. Shark» y «Boy».
Un nene que escribe haikús para liberar tensiones y una inspectora de la «juve» que le pelea el nickname de Terminator y Sarah Connor. Y, lo importante: mientras la policía armadísima los persigue por el bosque, el nene no puede dejar de remarcar que es todo muy «El señor de los anillos».
Hay gente que sabe.
Hunt for the Wilderpeople, Taika Waititi. Nueva Zelanda, 2016.

Hunt for the Wilderpeople

Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=mwgu2yRsiFI

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