“Un registro simple de cosas que se ven poco”

Entrevista a Santiago Otheguy, guionista y director de “La león”.

De vez en cuando descubrís una película perdida entre muchas cajas. Te llama la atención el título, alguna imagen, cierta cosa inexplicable que tiene el encuentro. Y ya no te despegás. “La león” de Santiago Otheguy es un descubrimiento en el cine argentino que deja el registro de una Argentina olvidada: el delta del Paraná y sus habitantes. Un lugar primigenio en el que podemos hacer el intento de descubrir la cara más vil de la violencia desde la mirada de Otheguy.
“La león” comienza a pergeñarse durante la filmación de “Nordeste” de José Solanas, en la que Santiago Otheguy participó como asistente. Ahí conoció a Jorge Román, el futuro protagonista de su proyecto, y su idea tenue comenzó a tomar forma. “Algo que me había sorprendido siempre era la idea del origen de la violencia, cómo poder meterse y desencadenar cosas que a mí me parecen incomprensibles, como a todo el mundo, y sin embargo constatamos todo el tiempo”. El horror y la violencia, elementos básicos de muchas películas, se encuentran con un realizador que plantea otros enfoques: “Hay que buscar que se despegue la parte humana, donde nos reconozcamos todos un poco en el horror, para diferenciarlo de las pasiones más alegres”.
Claro que “La león” no es una película alegre ni intenta serlo. El delta del Paraná y sus tiempos, la homosexualidad de Álvaro (el personaje de Román) y el hostigamiento del Turu (Daniel Valenzuela), y la lucha con los “misioneros” que vienen a usurpar las tierras que el Turu pretende poseer, crean un halo de reflexión exacerbado por los silencios, el blanco y negro, y los mínimos movimientos de la cámara. La reflexión no nos vuelve más felices, pero es el mejor ejercicio para mantenernos con vida.
“Lo del Delta del Paraná es porque a mí me gusta crear mundos un poco emocionales, y me pareció un mundLa Leóno excelente. Además, conozco mucho porque iba mucho cuando era chico. “La león” es la primera película en años que se filma en el delta del Paraná”. La elección del escenario impone también sus reglas, y esto es fundamental para Otheguy: “No hay que fantasear. Simplemente estás filmando en un mundo que tiene sus códigos. Hay que tratar de dejar rastro. A mí me interesa, como a cualquiera, que si alguien ve “La león” dentro de cien años tenga alguna noción, y que haya habido un registro simple de cosas que se ven poco”.
Valenzuela y Román son los únicos actores profesionales del proyecto, pero el resto del elenco también dejó su huella: “Si un junquero, que no es un actor profesional, me lleva al lugar donde toda la vida ha cortado junco, él y todos sus ancestros, y lo hace un poco lento, porque él corta junco a esa velocidad, ¿qué voy a hacer yo como cineasta? Voy a decir: Tengo un ritmo que no me cabe o no sé qué, o voy a dejar registro y el plano que diga documentalmente cómo este hombre hace el ejercicio de lo que sabe hacer”.
Las condiciones del lugar imponen el ritmo lento y también el silencio, elementos utilizados no sólo como valor estético: los habitantes del delta del Paraná necesitan escuchar las voces de auxilio si les ocurre algo: “Necesitás a tu prójimo y estás condenado a vivir con él. Entonces esa gente optó, me parece, generación tras generación, por un modo respetuoso y distante de vivir, que es el silencio. Mantienen una cohabitación tensa, respetuosa y silenciosa entre ellos, por las dudas. No vengo yo a anteponer una prejuiciosa película con su ritmo, su estilo; es un poco lo que descubro yo también. A mí me gusta igual, por supuesto, que estén los ambientes emocionales, el suspenso y los recursos puramente cinematográficos. Me gusta que ese sea el motor de la película, más que la palabra”.
“Siempre me ha interesado el cine que se expresa en imágenes emocionales, en sentimientos, y menos en reproducciones narrativas filmadas como filmando un guión. A mí siempre me gustó mucho el cine de Bresson, el cine de Dreyer; mucho más cerca de nosotros, me gusta mucho lo que hace Reygadas, en América Latina. Me ha gustado muchísimo el neorrealismo, la nouvelle vague; Kurosawa. Siempre un cine que trata de buscar de usar los medios del cine, y no ser una pálida reproducción de una obra de teatro, una pálida reproducción de un libro”.

La violencia y la homosexualidad
Para reflexionar sobre la violencia, Otheguy recordó una historia que había escuchado sobre un obrero homosexual en las afueras de París: “Era víctima de todo tipo de flagelos (porque además tiene toda una connotación religiosa allá, en las afueras donde se concentran muchos más musulmanes y está más estigmatizado). Y empecé a pensar esto de estar atravesado por una pulsión natural, y al mismo tiempo estar enfrentado a semejante odio, ¿cómo puede crear una decisión así tanto odio? Me pareció que era muy puro como objeto a discriminar, como objeto de discriminación, porque hacía la cosa más profunda, porque ¿a quién molestás haciendo eso?”.
En “La león” quien flagela a Álvaro es el Turu, que pretende ostentar los mandatos del varón. “La masculinidad no es dominio de nadie, pero es obvio que la violencia es ejercida por el hombre, hablando de género. Apareció siempre en el hombre el exceso de machismo, lo cual es dudoso, ¿no? Siempre como que en ese exceso se empiezan a entrever otras cosas”.
“Cuando hice “La león” me sorprendió muchísimo, porque en su momento tuvo su repercusión en la comunidad militante homosexual. No pensé que iba a ganar el Festival de Torino con un éxito rotundo. No es una película militante. Realmente usa esa temática; las narraciones me importan menos que otras cosas en el cine, entonces uso esquemas narrativos que me sirven para crear cosas con las La León-115imágenes, los sonidos. No soy un cineasta que busca contar, y narrar y narrar y narrar. Me sorprendió un poco, porque creo que la película, al no estar centrada en eso, de manera militante -que es lo que se suele hacer-, ni en comedia –dudosas comedias, a veces-, tomado simplemente como un objeto cinematográfico, sorprende un poco. Está más relacionada a la violencia, pero está bien: la película después tiene una vida privada que es todo lo que vos querés que la película sea”.

El difícil desarte de distribuir
Fue un largo camino desde su realización en 2006 y su estreno en la Argentina en 2008. Pasó por una treintena de festivales y fue bien ponderada a nivel internacional. Sin embargo, en nuestro país tuvo que pasar por un largo proceso para llegar a los cines locales. “La película estuvo en la sección oficial de Berlín, le fue muy bien; la distribuyó MK2 en el mundo y la verdad que le fue bien para lo que es este tipo de cine. Al llegar a la Argentina nos encontramos con que la distribución fue un poco más complicada, pero porque también había en ese momento una sobreoferta de cierto cine muy autoral. Te tienen ahí: es miércoles a la noche y estás viendo qué pasa con tu película; y vos tenés que promocionarla, sino no va nadie, y tenés que decidir si te lanzás o no a hacer promociones. Tuvimos varias promociones con prensa, con afiches, con todo, que después se tuvieron que tirar a la basura porque a último momento se decide que no sale. Al final salió en el circuito del INCAA. No fue la salida más gloriosa en la Argentina, pero le fue bastante bien en otros países.”
“Me parece que la situación sigue más o menos igual. Es muy difícil sacar una película. Igualmente, “La león” tenía características un poco difíciles a nivel comercial: en blanco y negro, tiene pocos diálogos, con temas un poco difíciles. Tenía ventajas para la Argentina: tener a Jorge Román como protagonista, que hizo un trabajo excepcional, y a Daniel Valenzuela. El resto eran casi todos actores no profesionales. Tampoco uno es ingenuo: está sacando una película que tiene su público y que es muy difícil de llevarla a una dimensión un poco mayor de público. Cuanto más se busca un lenguaje es un poco más difícil ser distribuido”.

Santiago Otheguy después de “La león”
Tras “La león”, Santiago comenzó a trabajar en un nuevo proyecto: “El instructor”, guión que escribió junto a Santiago Amigorena y que ganó muchos fondos de escritura. “Esa película hablaba de los instructores franceses que vinieron durante muchos años a la Argentina a formar lo que luego fue el proceso. Lo franceses tenían la experiencia de la guerra de Argelia, y se sabe que han venido a la Argentina a informar sobre las bases de la guerra –como llamaban ellos- subversivas, que se transformó simplemente en la metodología que usó la represión durante los años de proceso en la Argentina. Todo eso lo escribí en el presente y el personaje era un viejo torturador-instructor francés que se quedó en la Argentina en un lugar aislado”.
Jean-Louis Trintignant (el protagonista de “Amor” de Haneke) había firmado contrato para ser el protagonista de la película. “Estuvimos muchos años con esa película, que él quería hacer antes de la de Haneke, y ahí entré en el circuito de tener que esperar a un gran actor, todos los problemas que llevan, productores, las coproducciones internacionales complicadas, preparaciones que al final no se pueden hacer porque el valor artístico de un actor o de un guión no aseguran la financiación de una película”.
Fue Michel Piccoli (protagonista de “Habemus papam” de Nani Moretti) quien retomó el papel del viejo instructor francés, pero el proyecto no pudo terminar de concretarse, aun cuando tenía el apoyo del INCAA y una gran parte de la financiación. “Hubo tres o cuatro preparaciones fallidas, y son muchos años de película sin trabajo, y después llega un punto en el que tenés que vivir también”. Sin embargo, “El instructor”, que también cuenta con la participación estelar de Julio Chávez, sigue dando vueltas. “La realidad de la financiación del cine hace que en su momento tu proyecto hace el tour. Es un medio muy competitivo. No hay tantos lugares donde financiar cierto tipo de cine”.
“El instructor” no es su único proyecto posterior a “La león”: se encuentra en proceso de financiación de “Infiernos”, guión adaptado del libro “La puerta a los infiernos” del escritor francés Laurent Gaudé. “También es una película un poco social pero cruzada con un poquito de ciencia ficción, una especie de thriller metafísico: es un hombre que vuelve de la muerte a vengar su propia muerte. Estamos terminando eso, a ver si la podemos filmar”.

 

Audio completo de la entrevista:

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